viernes, diciembre 22, 2006

Belleza

Sin palabras. Lo que puede hacer la publicidad.... Luego nos extrañamos de que haya tantas chicas anoréxicas por el mundo

sábado, diciembre 16, 2006

Abrazos gratis

Es tan fácil ser feliz con tan poco....

lunes, diciembre 11, 2006

Instintos animales

Tengo un novio maravilloso, con el que comparto una relación más que estupenda, pero....(¿por qué siempre tiene que haber un pero?).... Echo de menos a Gael.

A Gael le conocí, hace casi ya dos años, cuando yo estaba más para allá que para acá. En aquella época, había terminado con una historia que había durado ocho años, aunque más bien habría que decir que la historia había terminado conmigo. Yo vivía en el mundo de Pim y Pom, totalmente enamorada y convencida de que ese muchacho acabaría siendo el padre de mis hijos, cuando lo que ocurría es que él ya estaba intentando hacerle los hijos a otra. De la noche a la mañana, me quedé sin chico, sin ilusiones y más sola que una monja en un concierto de AC/DC.

Una noche de lloro y depresión, decidí conectarme a un chat. ¿Por qué? pues porque no tenía otra cosa mejor que hacer. Mi coche se había averiado, no podía salir del pueblo en el que vivo para quedar con mi gente, y eso de ver "¿Dónde estás corazón?" se me hacía más una pregunta retórica que un programa de marujeo. Así que decidí probar, "no puede ser tan malo" me dije, y ahí me puse yo, frente a la pantalla, buscando no sé qué.

Me pinchó bastante gente, la mayoría salidos empedernidos que querían un revolcón de fin de semana, hasta que una ventanita se abrió con un mensaje de lo más peculiar "¿crees en Dios?". Yo me quedé a cuadros, y pensé "Joder, los de las sectas se lo curran la mar de bien, ya no se les escapa ni el ciber-espacio", y ante la curiosidad, me puse hablar con ese desconocido. Tras cuatro horas de conversación acojonante, llegué a la conclusión de que tenía que conocer a esa persona fuera como fuera, algo en mi interior me decía que este tipo de cosas no ocurren todos los días.

Semanas después, quedamos para conocernos y visitar un museo. Allí estaba yo, sentada en un banco, esperando con la mirada perdida, cuando unas zapatillas rojas se me acercaron:

-"¿Doña Paranoica?"
-"¿Gael?"

Y así comenzó todo.

Vimos la exposición, nos fuimos de cañas, y como hacía mucho frío, decidimos ir a su casa a ver una de las millones de películas de las que habíamos hablado. Sí, lo sé, fue una locura, no le conocía y me iba a su territorio sin saber absolutamente nada de él, pero ya he dicho que en esa época yo andaba más para allá que para acá, y simplemente, no lo pensé, me pareció idea como otra cualquiera.


Surrealista, esa es la palabra que podría definir todo lo que me aconteció ese día. Todas mis creencias, todas mis pautas de comportamiento, desaparecieron ese día, y aún no sé por qué. Entre conversación y copas de vino, acabé en su dormitorio. ¿Cómo ocurrió? No lo sé, simplemente sucedió, estaba sentada en el sofá y al instante siguiente yacía en su cama. Podéis pensar "Borracha, lo que estabas era borracha", pero no, no lo estaba. Creo que ese día dejé de ser yo misma para convertirme en otra cosa, algo sin definir a día de hoy.

Tras dos meses de deambular como un zombi por las calles, de andar anclada en el sufrimiento, volví a la vida. Mi piel recobró su textura perdida y comenzó a sentir de nuevo, perdí el concepto del tiempo y el espacio, y mis ojos se secaron de lágrimas. Directamente, me transporté a otra dimensión paralela.

A la mañana siguiente, salí de allí con una sola idea en la cabeza: Tenía que reconstruir mi mundo, un mundo que se había quedado en las sábanas de aquella cama. Quedé con Sofía para contarle lo sucedido y la pobre no salía de su asombro, no era capaz de procesar lo que escuchaba. La persona que estaba delante de ella no era "Doña Paranoica", sino otro ser que había perdido el norte. Lo que había ocurrido, simplemente, era algo que jamás habría hecho su "anterior " amiga. Lo único cierto de todo aquello es que, desde ese mismo día, no volví a llorar por mi ruptura.

El tiempo fue pasando, y cuando ya estaba convencida de que no volvería a saber nada más de Gael, volvimos a reencontrarnos. Y esos reencuentros se han repetido durante los dos últimos años, en los que hemos compartido confidencias, sentimientos y mucha ternura. ¿Por qué no sé formalizó la historia? Porque con Gael eso es imposible, es un ser libre que no puede ser atado, es una persona que ha renunciado al amor y que ha decidido vivir solo hasta el final de sus días. Siempre supe que jamás podría ser mío, y por eso me prohibí enamorarme de él. Lo nuestro solo tenía sentido en ese espacio atemporal que construimos, donde sólo existíamos los dos y donde no había cabida para nada más. Pero fuera de aquel espacio, mi vida continuaba.

Un día, conocí a Mi Maromo y con el tiempo, me enamoré de él. Y llegó el momento, ese que siempre supe que llegaría pero al que no quería enfrentarme, de hablar y despedirme de Gael. Y volví a llorar por amor, tras dos años de sequía lacrimógena. Tan solo dijo: "Dios, ¡¡cuanto me alegro por ti!!, eres demasiado extraordinaria para andar sola por el mundo.... Es como debe de ser, como siempre tuvo que ser...... Simplemente me duele que haya sido tan pronto".

Y mi chico es estupendo, y mi vida a su lado es mejor de lo que nunca hubiera soñado.....

Pero....

......Echo de menos esas charlas bajo el brasero junto a dos copas de vino, echo de menos las lágrimas y las risas compartidas, echo de menos aquellas horas bajo sus sábanas, echo de menos tener ese espacio atemporal, donde el tiempo no transcurría y donde más allá de él, nada tenía sentido.....

Simplemente, echo de menos a Gael.....

Escuchando: "Grey Room" Damien Rice