Estaba hace un rato leyendo el blog de una amiga y en una de sus maravillosas entradas no he podido evitar preguntarme "¿qué es lo que le pasa a todo el mundo?"
Ultimamente gente muy importante para mí anda con el ánimo por los suelos. Tras darle muchas vueltas al tarro lo único que se me ocurre es que haya algún tipo de virus en el ambiente que ataca a las almas puras, aquellas que no tienen maldad ninguna en su interior, porque cuando intentan poner palabras a su estado ánimo todas coinciden en lo mismo "No sé, pero no me encuentro como siempre, algo me pasa y no puedo salir de aquí". Mismos síntomas y mismos males para personas totalmente diferentes.
Y entonces me pongo a pensar en mí misma, y descubro que hace semanas que no escribo, que este año no he celebrado mi cumpleaños con una gran fiesta en medio del campo, que no me emociona como antes un concierto de Manolito, que sonrío menos de lo habitual en mí....
Quizá sea que al irnos haciendo mayores vamos perdiendo esos cristales de la infancia por donde se colaban los colores con otro brillo. Quizá estamos demasiado cansados para pensar en ilusiones. Quizá la realidad sea demasiado dura. Quizá hemos dejado de esperar que todo lo malo cambie....
Son tantos quizás que prefiero pensar que todo se debe al "virus triste".
Eso me da esperanza.
Solo hay que esperar a que termine el tiempo de incubación.
Y las sonrisas volverán a aquellos rostros que ahora se muestran tan apenados y a los que tanto quiero.
Ultimamente gente muy importante para mí anda con el ánimo por los suelos. Tras darle muchas vueltas al tarro lo único que se me ocurre es que haya algún tipo de virus en el ambiente que ataca a las almas puras, aquellas que no tienen maldad ninguna en su interior, porque cuando intentan poner palabras a su estado ánimo todas coinciden en lo mismo "No sé, pero no me encuentro como siempre, algo me pasa y no puedo salir de aquí". Mismos síntomas y mismos males para personas totalmente diferentes.
Y entonces me pongo a pensar en mí misma, y descubro que hace semanas que no escribo, que este año no he celebrado mi cumpleaños con una gran fiesta en medio del campo, que no me emociona como antes un concierto de Manolito, que sonrío menos de lo habitual en mí....
Quizá sea que al irnos haciendo mayores vamos perdiendo esos cristales de la infancia por donde se colaban los colores con otro brillo. Quizá estamos demasiado cansados para pensar en ilusiones. Quizá la realidad sea demasiado dura. Quizá hemos dejado de esperar que todo lo malo cambie....
Son tantos quizás que prefiero pensar que todo se debe al "virus triste".
Eso me da esperanza.
Solo hay que esperar a que termine el tiempo de incubación.
Y las sonrisas volverán a aquellos rostros que ahora se muestran tan apenados y a los que tanto quiero.
