viernes, octubre 27, 2006

Estudio científico

Como mi mente científica es insaciable, y visto que mi tesis doctoral no da para muchos descubrimientos más (qué lástima por Dios), me he pasado los últimos días buscando temas de estudio como una loca.

Y es que encontrar algo sobre lo que investigar no es tarea fácil. La obtención de algo digno de estudio requiere su tiempo y mucha pericia, y no resulta tan obvio como lo de sacar conejos de una chistera. Si no puedes dedicar tiempo a realizar una búsqueda exhaustiva, no hay nada mejor como tener una buena charla con esa amiga que siempre despeja tu mente y ofrece soluciones a todos tus problemas, sean cuales sean. En mi caso, esa amiga es Sofía.

Hoy quedé con ella para que me contara todas sus aventuras y desventuras con los chicos que ha conocido por internet. Tras escuchar todas sus historias (cuatro que yo recuerde ahora mismo, a la cual más esperpéntica) descubrí sin querer, un nuevo campo de investigación. De todas las posibles tesis doctorales que se podrían escribir sobre el tema, yo elegiría desarrollar una cuyo título fuera "¿Por qué a ciertas edades los hombres siguen solteros?"

A los pocos segundos, ya se me habían pasado por la imaginación tres posibles respuestas (aunque con algo más de tiempo estoy segura de que aparecerían un millar más), que abrirían muchas vías de investigación, y por lo tanto, muchos años de estudio concienzudo. A saber:
  1. Son tan raros, raros, raros, rarísimos, que nadie hasta el momento se ha querido hacer cargo de ellos.
  2. Con eso de la liberación sexual de la mujer, han decidido que para qué atarse. Se puede tener lo mejor de una relación (léase sexo) sin tener que cargar a cuestas con la otra persona.
  3. Poseen un importante transtorno psicológico.

Lo más curioso del tema es que estas razones no tienen por qué darse aisladas, y la persona en cuestión puede poseer varias (o todas) a la vez ¡¡¡¡vivan las permutaciones!!!.
Como el tema me parece apasionante, en cuanto termine de escribir la que tengo entre manos, me pondré con esta, así que si alguien tiene alguna idea que aportar, no olvide dejarla en los comentarios

Inciso para aquellas mentes sensibles que puedan verse ofendidas por el tema "Este estudio puede aplicarse igualmente a aquellas féminas que posean una edad intelectual similar al susodicho en cuestión"

Escuchando: "It´s a heartache". Rod Stewart

martes, octubre 24, 2006

Se terminó la paz de espíritu

Tras mucho tiempo de sin sabores, de historias fracasadas, de remendar una y otra vez tu corazón, consigues encontrar a esa persona que es tu media naranja (o al menos es lo que piensas en ese pequeño intervalo de tiempo en el que las maripositas flotan en el estómago y estás más tonta que todas las cosas). La vida te sonríe, todo es felicidad, todos son cariñitos y todo es la mar de empalagoso, hasta que ¡¡¡¡¡Se termina la paz!!!!!.

La crisis existencial puede venir de muy diversas formas, porque te planteas si eso te lleva a algún sitio, porque caes en cuenta que el tendero de la esquina está más bueno que el pan..... o porque un antiguo amor platónico reaparece en escena.

Conocí a, llamémosle Alan, en un antiguo trabajo. Nunca me gustó flirtear con mis compañeros de curro, por aquello de "Donde tienes la olla no metas la polaina...", pero esta vez todo se me volvió en contra y tuve que tirar por tierra todas mis creencias más enraizadas. Cuando le conocí, me pareció un extranjero más, venido de quien sabe donde, por el que no mostré ningún tipo de interés. Serio como él solo, sin un solo conocimiento de español y con cara de perro rabioso, el muchacho consiguió que dejara de lado mi vena más sociable y tan solo le dirigiera un pequeño "Hola" cada vez que me lo cruzaba por los pasillos.

Por distintos avatares del destino malicioso, terminamos coincidiendo en una escapada a una playa paradisiaca con distintos compañeros de trabajo.... Y allí, conocí a un Alan totalmente desconocido, que sonreía, que poseía un sentido del humor bestial y que lucía un cuerpo espectacular en bañador..... Lógicamente caí perdidamente enamorada de él y empezó una larga angustia, donde los flirteos, las sonrisas estúpidas y una cara de subnormal que me seguía allá donde fuera, no me daban descanso.

El tiempo iba pasando, nuestra relación de amigos se iba afianzando cada vez más... ¡¡¡pero allí no pasaba nada!!!. Y yo no lo entendía. Sus miradas revelaban algo, sus comentarios revelaban algo, su sonrisa revelaba algo, pero sus actos no revelaban nada de nada (vamos, que por más grande que fuera mi escote no obtenía ningún resultado, y puedo asegurar que mi escote es muy, pero que muy generoso).

Así que un día, me armé de valor y decidí escribirle un correo donde le exponía que me tenía hasta los mismísimos y qué quería saber su opinión. El hecho de no hacerlo cara a cara no fue por cobardía, sino porque explicar ciertas cosas de viva voz en un idioma que no es el tuyo, tiene tela limonera, y no quería que con los nervios del momento mi idea no se plasmara tal como quería. Y empezaron a pasar los segundos, los minutos, las horas, los días..... y no obtenía respuesta. Al fin, un día vía messenger, se dignó a pincharme y me comentó que le había encantado mi correo pero que en breve se iría del país y bueno, que era mejor que todo se quedara así.

Lloros y más lloros (tanto que parecía María Magdalena en su mejor época) me acompañaron durante los meses que anduvo por aquí, hasta que un buen día se marchó, y le acompañé al aeropuerto por si en un arrebato de última hora me pedía que me escapara con él.... pero nada de eso sucedió.

Los meses fueron pasando, y de todas las personas que conoció en este lindo país, yo fui la única con la que mantuvo un contacto más frecuente (es decir, un mensaje cada dos meses, que él es así de expresivo).

Y de repente, unos días antes de Semana Santa, me propuso que fuera a visitarle. Ya os podéis imaginar (eso para los que me lean, que por ahora solo son 2 personas y entre ellas se incluye la que subscribe) los nervios durante la preparación del viaje, y más por el comentario de "Traete un traje de noche que quiero darte una sorpresa" que hizo en una de las conversaciones que tuvimos mientras concretábamos el evento. Así que, ni corta ni perezosa, allí me presenté yo.

Fueron cuatro días estupendos, en los que disfrutamos de una ciudad incomparable y en los cuales me sentía flotar.... pero en los que tampoco pasó nada aunque la tensión sexual se respiraba en el ambiente (eso es lo malo de los fluídos corporales).

Tras la decepción, volví a casa de nuevo (tras gastar veinte cajas de Cleenex en el viaje), tratando de poner los pies en el suelo y olvidar todos aquellos comentarios en los que me insinuaba que le gustaría que algún día me fuera allí a vivir.

Y hace unas semanas, se puso en contacto conmigo para decirme que iba a pasar unos días en la ciudad. Y que ójala tuviera mucho tiempo libre para pasar la mayor parte de los días con él. Y que tenía muchísimas ganas de que llegara el día del "Reencuentro"..... Y este fin de semana, en la primera noche, en la cena de bienvenida que se le organizó.... yo aparecí junto a mi Maromo (cuya existencia él desconocía)......

Pero esa historia será contada en otro momento, si alguien tiene interés de que sea contada....

Escuchando "A man and a woman" U2

martes, octubre 03, 2006

Fin de semana romantico

Después de sobrevivir al aburrimiento general de toda la semana, encerrada en casa sin ver la luz del día escribiendo una maldita tesis doctoral (mientras el estado me paga tan genial idea), llega el finde…. ¡¡¡¡Aissssss!!!! ¡¡¡¡Me muero de la emoción!!!!! ¡¡¡¡¡Al fin voy a poder quedar con mi Maromo y disfrutar de dos días de empalago continuado!!!!!!.....

Que bonito suena ¿vedad? Pues no, la teoría queda muy bonita en papel pero nada tiene que ver con la realidad, ya que ésta tiene un humor muy, pero que muy negro.

Debido a que tal y como están las cosas en la actualidad, y eso de tener casa propia es una utopía, pienso en hacer una escapadita a una casita rural con mi churri. Al abrir la primera página de anuncios se me empiezan a salir los ojos de las cuencas porque¡¡¡¡cómo están los precios de las chocitas!!!!¡¡¡¿¿¿no se suponen que son de campo????!!!!!. Tras muchas averiguaciones constato que pasar una noche en “El Palassss” me saldría más barato, y como mi economía de parada no me llega para esos lujos, la idea de la escapada se desestima rápidamente.

Pero yo no me rindo fácilmente y me pongo a pensar seriamente sobre el asunto. Ideo un estratégico plan para invitar a mis congéneres a que abandonen voluntariamente la casa (en plan Gran Hermano) y, tras asistir como espectadora a una ardua lucha en un Ring imaginario entre mi “YO-maligno” y mi “YO-bueno”, el alma se me cae a los pies al ver como mi parte maquiavélica ha sido derrotada (de nuevo) por esa parte angelical que todos tenemos y que yo odio tanto (¡¡¡serás maldita!!!) argumentando cosas como “No es ético echar a tu familia a escobazos de su propia casa” ó “Imagínate que algún día tus hijos te hacen lo mismo”. Así que la culpabilidad toma peso y no me queda otra que pensar una nueva estrategia.

Al final, la única solución que me queda es invadir la casa de mi chico. Maromo vive en un piso compartido con dos compañeros más, cuyas parejas resultaron tener la misma brillante idea. Y como las matemáticas nunca fallan, acabamos seis personas compartiendo un piso de 70 metros cuadrados… y comencé a entender lo que sentían los personajes de la familia Brady.

Conseguir entrar en el baño resultaba más complicado que meterse de estrangis en un conciento de U2. Propuse poner una tira con números como los que hay en los supermercados para coger turno, pero nadie me tomó en serio. Tras esperar más de tres horas (procurando que mi vejiga no reventara en el intento) consigo adentrarme en tal ansiado recinto. Hubiera estallado de la felicidad si no me hubiera dado cuenta de que, tal como estaba el asunto, quizá algún cocodrilo podría abalanzarse directamente a por mí y arrancarme los pantalones antes de bajármelos, porque ¿cómo se puede acumular tanta suciedad en un espacio tan pequeño? Lo peor del tema es que no puedes quejarte (no es tu casa), y lo único que te queda es desalojar fluidos haciendo filigranas para que ninguna de esas cosas, que reptan de manera más que sospechosa, te toque algún milímetro de tu cuerpo.

Pero lo mejor, lo más excitante, es cuando llega el momento de arrumacos y demás desvaríos pasionales. Cuando piensas que cada uno está en su habitación, que nadie anda alrededor y tú comienzas a gemir “Sí, sí, nene, venga, dale duro”, alguien sale de su escondrijo hambriento y se dirige a la cocina. Y Maromo, aterrado, me tapa como puede la boca para que no piensen que me está pegando, y a mí se me baja toda la lívido a los pies y me pongo a pensar en los quehaceres que me tocarán al día siguiente…. Todo un desastre

Así que el domingo, estresada, salí escopetada hacia mi casa, donde no tendré arrumacos ni esas cosas, pero al menos ningún ser extraño me ataca en el baño….

Eschuchando Philosophers Stones "Van Morrison"