miércoles, septiembre 26, 2007

De los nervios.....


He perdido el apetito....

Tengo diarrea incontrolable......

Los nervios sin límite me bajan siempre las defensas, y en esta ocasión me ha tocado pillar una infección de orina....

No puedo dormir. Mensaje desesperado hace unos minutos a un amigo para que me recete unos calmantes y pasar el bache.....

Tesis, puta tesis, mezclada con:

- Crisis amorosa

- Búsqueda de trabajo (el 16 de octubre se me finaliza el contrato y no quiero renovar con esta gente)

- Alan me invita, de nuevo, a que parta hacia "Las Inglaterras" con él, al parecer, tiene en su mano el puesto con el que siempre he soñado, y puede ser mío con tan solo decir sí.

Vamos, que hoy soy una joyita, y además, en bruto. Hace unas horas regresé de mi último ensayo para la presentación. He tenido que aguantar las risas de mis directoras mientras trataba de exponer mis trasparencias, las muy hijas de puta desanimando hasta el último momento. Entre los nervios y la desesperación no sabía si ponerme a llorar o directamente liarme a tiros. Tras terminar las (espero) últimas correcciones, he decidido que podía dejar ya colgado aquello que escribí hace unas semanas y que os comentaba en posts anteriores. Al releerlo, algo se ha despertado de nuevo en mí. Sé que es largo, espero no aburriros, pero creo que merece la pena. Al menos, yo necesito expresarlo.

Un besazo enorme a todos, y aunque sé que soy muy cansina y lo he dicho muchas veces, no puedo dejar de daros las gracias una y otra vez por vuestros ánimos y apoyo. Hasta aquí llega vuestro calor, puedo sentirlo. Simplemente, sois los mejores.

Con todos ustedes "Como hacer una tesis y no morir en el intento"


Hace seis años comencé una travesía de la cual no conocía su destino. Tras terminar la carrera y comprobar que todos los curriculums enviados volvían a casa sin tan siquiera ser abiertos, decidí que no estaría mal seguir formándome y realizar una tesis doctoral. Sinceramente, si en aquella época hubiera sabido lo que sé ahora nunca habría empezado.

Si alguien conoce a algún becario de investigación estoy segura de que esta historia no le resultará desconocida. En este tipo de lugares, por norma general, se viven situaciones de verdadera angustia. Humillaciones, robo de ideas y explotación, bajo el lema “sálvese quien pueda”, son la nota predominante en cualquier centro de investigación que se precie. Durante seis años he aguantado, por parte de mis directoras, comentarios tales como “No tienes ni idea”, “no sabes hacer nada”, “eres una verdadera inútil”, “por casualidad ¿sabes escribir?”, “¿has leído algún libro a lo largo de tu vida?”,etc, etc, etc, y os puedo asegurar que esto es de lo más suave que he tenido que escuchar. Este tipo de lindezas (junto a una vida personal bastante peliaguda) hicieron que, una vez finalizada mi beca, tuviera que acudir a terapia para recuperar mi autoestima y enfrentarme de nuevo al panorama laboral, que por aquel entonces, era algo que realmente me te aterraba.

Seguramente os estéis preguntando ¿cómo aguantaste eso? o ¿por qué seguías allí? Pues los motivos fueron varios:

El primero era mi pasión hacia la investigación. Cuando estaba sola en el laboratorio haciendo mis pruebas, controlando mis ensayos y viendo los resultados se me olvidaban todas esas penurias. Es una lástima que ciertas personas hayan conseguido que termine detestando algo que realmente me apasionaba.

El segundo, fue el amor propio. Para mí, no hay peor cosa que me digan eso de “Tú no vas a ser capaz”. ¿Qué no? Por mis santos cojones soy capaz de esto y de mucho más. Porque tú conmigo no vas a poder. Porque no vas a conseguir que abandone a estas alturas, que es lo que realmente deseas, para poder así adueñarte de mi trabajo sin haber dado palo al agua mientras yo me voy con las manos vacías. Aunque sea lo último que haga yo me voy de aquí con el título bajo el brazo, porque me lo he trabajado, porque para eso he invertido mi tiempo y porque es mío.

Por último, y el más importante, fue el hecho de conocer a ciertas personas que, por encima de todo, valoraban la amistad y el compañerismo. Personas que realizaban su trabajo sin tener que pisar la cabeza al que tenían al lado. Personas con las que podías contar, con las que las penurias compartidas eran menos. Personas que me han enseñado una infinidad de cosas. Personas que se han convertido en grandes amigos.

De todas ellas, los más importantes para mí fueron Guarín, un colombiano espigado y de modales refinadísimos, y Savir, un negrazo enorme venezolano (afincado en Brasil), cuyo corazón era más grande que toda su dimensión. Durante cuatro años compartí con ellos aventuras y desventuras, cafés a horas intespectivas para no quedarnos dormidos delante de una muestra, risas y un millar de lágrimas…. pero sobre todo, una complicidad que sigue manteniéndose con el paso de los años y a través de miles de kilómetros.

Tras muchos avatares, ambos lograron doctorarse hace dos años, y aunque ambos momentos fueron realmente emocionantes, recuerdo especialmente el día en el que Savir lo consiguió, ya que fue decisivo para que me encuentre donde hoy estoy.

Después de la lectura de tesis, comida obligada con el tribunal y cañas correspondientes con los amiguetes, Savir me pidió que lo acompañara a casa. En ese instante pensé que, ante la inminente marcha a su país, querría que pasáramos un poco más de tiempo juntos. Ambos sabíamos que las horas escaseaban ya, y que a partir de ese momento, todos los minutos que pasáramos juntos los guardaríamos para siempre en la memoria como oro en paño. Como siempre, me equivoqué. Su motivo principal era mucho más importante.

Al llegar a su barrio nos metimos en una cafetería a charlar. Tras recordar viejos momentos, echarnos unas risas y ponernos algo sentimentales, me miró muy serio y empezó a decirme:

Esta mañana, tras levantarme y pegarme una ducha para despejarme, me he puesto a pensar en las personas más importantes de mi vida, mi mujer, mis hijos, mi abuela…….(largo silencio, casi angustioso). He respirado, he llorado, y acto seguido me he tomado unos minutos para rezar y dar las gracias.

¿Rezar? -le pregunté extrañada porque sabía que él no era católico.

Sí, “mi pana”, me he puesto a rezar. Ya sabes que tras la separación de mis padres tuve que irme a vivir con mi abuela a Brasil. Allí las cosas son diferentes, la pobreza es abrumadora y mi abuela por aquel entonces ya era una mujer muy mayor, así que el dinero que teníamos era escaso. ¿Has visto que yo siempre compro algo de música a los chicos “top-manta”? Sí, claro, tú siempre me regañas porque no entiendes que me gaste el dinero cuando puedes grabarme todos los cd´s que quiera. Lo hago porque yo tuve que vender, entre otras cosas, cintas piratas en las calles de Brasil, para pagarme los estudios, para llevar dinero a casa para comer… Y sí, alguna vez me pilló la policía y me tocó pasar noche en calabozo, con la paliza correspondiente por parte de mi abuela al día siguiente por no haber ido a dormir, pensando que andaba de farra. Por eso sé lo duro que es, con lluvia, con sol, estar vendiendo en la calle….. De todas las personas que he conocido en mi vida, de todas las que hay en esa mierda de centro de investigación, yo era uno de los que menos posibilidades tenía de llegar hasta aquí…. Pero lo he conseguido “pana”, y estoy aquí, contigo, compartiéndolo mientras nos tomamos un café. Por eso, y por lo mucho que me ha constado, he dado las gracias esta mañana. Y ahora mírame. Mírame, dame la mano y escucha. Si nosotros hemos llegado a ser tan amigos, si estamos aquí en un día como hoy, es porque tú eres como yo. Estás aquí por méritos propios, nadie te ha ayudado, nadie te ha regalado nada. Y tengo que decirte algo antes de que me vaya, porque va a pasar y quiero que estés preparada para ello. Sabes que tu beca con el ministerio finalizará en breve, y ambos sabemos también que tu jefa será tan zorra que no te hará otra….. Y te quedas sola “pana”, porque Gilmer y yo no estaremos aquí ya contigo. Tienes que prometerme una cosa, deja de llorar y prométemelo porque sino no me iré de aquí esta noche. Cuando eso ocurra, cuando ese momento llegue, no te derrumbes. Búscate un trabajo que te permita vivir pero que te deje tiempo para acabar esto. Aunque tardes un año más, dos, tres, los que hagan faltan. Prométeme que acabarás, que todo este sacrificio habrá servido para algo. Prométemelo, porque quiero que una mañana tengas que dar las gracias como yo lo hecho hoy, porque quiero que tengas este sentimiento maravilloso, el de haber conseguido algo cuando nadie creía en ti, por haber llegado donde has querido. Prométemelo “mi pana”, prométemelo…….

Y se lo prometí…..

Y ocurrieron las cosas tal y como él dijo….

Y quise tirar la toalla……Pero soy una mujer de palabra.

Me busqué un trabajo de teleoperadora de 4 de la tarde a 12 de la noche. Cuando llegaba a casa, me ponía a escribir la tesis hasta las nueve de la mañana, y después, dormía hasta que comenzaba de nuevo el día. Llegó la reducción de plantilla, el paro, la programación…..

Dos años han pasado, y el próximo 28 de septiembre, a las 12.00 de la mañana, presento mi tesis doctoral.

¿Qué como me siento? Sencillamente, aterrorizada. Porque tengo que volver a ver a esa gente. Porque tengo que volver a enfrentarme a mis miedos. Porque odio hablar en público. Porque todas las miradas estarán puestas en mí. Porque, aunque lucho contra ello, aun sigo escuchando a lo lejos aquello de “no sirves para nada” y “eres una inútil”. Porque Gilmer y Savir no estarán para apoyarme…..

Pero hice una promesa, y he de cumplirla.

Y además, tengo curiosidad por saber que se siente cuando todo esto acabe, si llegaré a sentirme igual que Savir en aquel día tan especial.

Deseadme suerte. La necesitaré.




7 comentarios:

Anónimo dijo...

Savir y Gilmer no estarán a tu lado, pero no dejes de recordar sus palabras hasta que empieces a hablar frente a toda esa gente. Dales caña, déjalos aplatanados en sus asientos. Tú puedes, por mucho que creas lo contrario. Tienes una fuerza interior que transmites en tus escritos. Trasládala a la presentación el viernes y cómetelos con patatas fritas.

Lo de Alan es toda una oportunidad... pero debes pensarlo mucho. O no... :P

Muchísima suerte, Doña.
Un abrazo fortísimo

Y toma algo para la ligereza intestinal. "Fortasec" es fulminante y no necesitas receta. ;)

Anónimo dijo...

No te voy a desear suerte, porque dicen que la suerte es para los malos.

De todos modos, lo que sí te deseo es que tengas todos los ánimos que muestras siempre que nos vemos, aunque estés hundida, sacando una sonrisa del fondo del alma, para hacerme sentir mejor.

Por ello, yo "estaré" contigo ahí, aunque no sea físicamente, pero mi abrazo debe llegarte. Ánimo, eres muy grande.

Di

Laura Abella dijo...

Estoy orgullosa de tener una blogamiga como tú.
Suena infantil, o lo que tu quieras, PERO ES CIERTO.
Vas a ir a presentar la tesis y te va a salir bien, porque tu lo vales, tu LO HAS HECHO VALER y porque has traajado como una jabata ....entendido?? No caben dudas en ese aspecto.
Y estaremos contigo el 28, aunque no puede ser físicamente pensando que estas ahñi, que sabrás que estamos ahí y sabiendo que TODO va a salir bien. Incluido el episodio de la bronca con maromo.
Un besito niña!!! Y muchísimos ánimos, ya has llegado hasta aquí...lo peor, ya pasó!

Caminante 2.10 dijo...

En un momento asi solo me queda decirte una cosa y espero que no la olvides nunca porque es mas cierta que el aire que respiramos...

La Suerte es el Resultado de Muchas Cosas Pequeñas Bien Hechas.

Y como llevas años haciendolas pues te vas a salir del mapa y a ellos les van a ir dando mucho por el culo.

Reparito 2.07

roser_pen dijo...

Y yo suscribo todos estos comentarios! Lo que t� necesitas no es suerte sino fe, la que ten�a (y tiene) Savir en ti. La que tenemos nosotros. Porque nena, aqu� nadie tiene dudas de que te va a salir una presentaci�n de put�sima madre!!! Ojal� estuvi�ramos m�s cerca para irnos "despu�s de" a tomar unas ca�as y celebrarlo.
Yo, como Rateta, me siento orgullos�sima de contarte entre mis "blogamigos". Porque eres la ca�a! Porque te los vas a merendar!
Y del resto de decisiones... ni te preocupes hasta el s�bado.
Te env�o un abrazo de los gordos, pero mi esp�ritu estar� contigo ma�ana. (a m� me da que vas a estar muy acompa�ada de estp�ritus)
;-)))

Anónimo dijo...

No te deseo suerte porque estoy convencido de que no la necesitarás. Me ha emocionado mucho tu historia y la de Savir, impresionante. Tu fuerza de voluntad, entereza y persistencia son elogiables. De verdad, eres un ejemplo para todos aquellos que lo tenemos duro. Y me alegra que te haya salido bien y que en unos días tenga que saludarte diciendo eso de señora doctora. Un abrazo enorme y, venga, suerte, mucha suerte, por si acaso :)

Yo dijo...

Doña, da señales de vida, ¿cómo ha ido? Cuenta qué ha pasado, plis!