viernes, febrero 09, 2007

Hace ya un año.....

Voy superando poco a poco los virus. La fiebre ha bajado ya y mi salud mental parece que vuelve a su estado habitual, es decir, de lo malo lo peor.

Al estar estos días bajo mínimos y mimetizada con mi manta en el sofá, he tenido mucho tiempo para pensar, y sobre todo, para rememorar vivencias. Para centrar la historia que hoy nos ocupa, tendré primero que hacer una confesión:

"Hola, me llamo Doña Paranoica y tengo un gran problema para recordar fechas" (Voz en off: "¡¡¡¡Te queremos Paranoica!!!!")

Soy de lo más despistada y por más que me apunte en el calendario esos días importantes, cuando llega el momento se me pasa (principalmente porque también olvido mirar el calendario). El caso es que en medio de mis delirios febribles recordé que, hace un año por estas fechas más o menos, había recibido el primer correo de Mi Maromo. Así que rauda y veloz corrí hasta mi ordenador para comprobarlo (todo lo rauda y veloz que puede conseguir una convaleciente), y efectivamente, el correo aun seguía ahí. Databa del 7 de febrero de 2006.

Siento decepcionaros pero no soy nada original, yo también soy del club "ME ECHÉ CHORBITO POR INTERNET, ¿Y QUÉ?", pero la forma de conseguirlo sí que fue de lo más curiosa. Resulta "de que" yo en aquella época me había abierto un blog en otro espacio, donde colgaba las fotos de mis viajes, las paranoias de los que me rodeaban y desvaríos mentales varios (más o menos como aquí, exceptuando que esta dirección no la tiene nadie de mi entorno), y en una esquinita había dejado mi dirección de correo por si alguien quería comunicarse directamente conmigo, con un mensaje que decía algo más o menos así: "Si tienes dudas ¿por qué no preguntas? Mi dirección es: paranoicatodoelrato@paranoicomail.com". Y parece ser que Maromo cayó por casualidad en aquellos lares y le entró la curiosidad de preguntar.

Yo, que soy de lo más educadita, contesté aquel e-mail pensando que la cosa se quedaría ahí...... Pero no, la cosa no se quedó ahí, y el muchacho que resultó ser de lo más curioso, siguió enviando correos preguntando las cosas más variopintas. De los correos pasamos al messenger, y de ahí, a comer un día para vernos los caretos. Tras aquel primer encuentro, Sofía me llamó espídica para conocer el resultado del mismo. Tardé varias horas en convencerla de que el chico era muy salaó pero que nada más, que no me ponía nada de nada, y que además, no tenía yo ganas de complicarme la vida con enamoramientos absurdos (en aquella época odiaba a los hombres, ya se sabe, tras una ruptura es de lo más habitual) y estaba de lo más cómoda con mis escarceos mensuales con Gael.

El caso es que esa amistad fue creciendo poco a poco, mes tras mes, mientras yo seguía con mi vida sin prestar demasiada atención al asunto....... Hasta que un día fui consciente de que me entraron unos celos repentinos y sin sentido cuando Sofía me dijo que también quería escribirse con él. ¡¡¡¡¡Escribirte con él!!!!!! ¿¿¿Pero quien @#*@##** te has creído tú, muchachita???? Ante esa reacción, me di cuenta de que sin pretenderlo, mis huesecillos sentían algo más que amistad por ese individuo que había irrumpido en mi vida a base de correos.

Lo que aconteció desde ese momento hasta el primer beso será contado en otro post, porque la historia no tiene desperdicio y requiere un espacio aparte.

Hoy, simplemente, quería plasmar parte de esta historia, ya que estos días, echando la vista atrás, he sido consciente de que la felicidad de este año supera con creces la suma de felicidad de todos los años vividos antes del 7 de febrero de 2006 (¡¡¡¡¡pero qué cursi me ha quedao!!!!!!)

Aunque no lo leas, aunque no sepas de la existencia de estas palabras.....

Gracias Maromo por aparecer en mi vida.....

Escuchando: "Natural Blues" - Moby

1 comentario:

roser_pen dijo...

Pues nena, qué quieres que te diga... Que muchas felicidades! Si la vida te hace un regalo en forma de email, tú no lo sueltes. Sabes?
yo tmb conocí a mi chico por internet. Hace 7 años que estamos juntos y cada día más loquitos el uno por el otro. Lo dicho, un regalazo de la vida. (en mi vida anterior debí portarme muy bien...)