Déjà Vu

El primer cacharro "informático" que pasó por mis manos fue un Spectrum de aquellos que para cargar los juegos en cinta tardaba una tarde entera haciendo unos ruidos demoniacos. Tras él, pasaron muchos otros, pero guardo con especial cariño aquel teclado negro con el que el Nano (mi hermano) y yo nos pasábamos las horas muertas jugando.

Por aquel entonces, cuando mi madre se enfadaba con nosotros, nos escondía el aparato como castigo en los lugares más remotos que os podáis imaginar. El sitio más raro donde lo encontramos, y que nos llevó varios días de búsqueda, fue debajo de los muebles de la cocina, oculto tras el rodapié que se pone en los mismos para que no se vean las patas. La verdad es que esas búsquedas eran buenísimas y aprovechábamos cualquier momento en el que ella se ausentaba para empezar con nuestra misión.

Como ahora ya nos hemos hecho mayorcitos y eso de ocultar los ordenadores lo tiene más difícil, nuestra señora madre ha empezado a torturarnos de otra manera. Lleva unos días de malas pulgas (no sabemos por qué), así que su nuevo modo de castigo ha sido dejarnos sin uno de nuestros mayores vicios "La Coca-Cola". Llevamos varios días con un mono impresionante, y por más que la decimos que en su próxima compra nos traíga nuestra droga, la buena mujer pasa de nosotros. Podría decirse que somos unos vagos de narices por no ir nosotros mismos a comprarlas directamente, pero es que si lo hicieramos se perdería ese encanto especial "tortura-cabreo" que tanto nos gusta en casa y que nos ha caracterizado durante años.

El caso es que esta mañana, cuando he salido a comprar tabaco, se me han caído las llaves al cerrar la puerta. Mientras las recogía, he visionado una caja roja bajo el recibidor de la entrada. Rápida y veloz he despertado a mi hermano, el cual, ha refunfuñado como un loco hasta que ha oido la frase mágica "Las he encontrado". Nano me ha mirado con risa picarona, ha pegado un brinco brutal de la cama y me ha dicho "llévame ante ellas".

Y allí estaba, una caja con 12 latas de coca-cola, totalmente precintada y con una pequeña capa de polvo. Aunque era pronto y lo que menos nos apetecía a esas horas era meternos para el cuerpo una lata entera, sobra decir que lo hemos hecho, bebiendo pausadamente mientras nos reíamos como locos por nuestro triunfo.

El resto de las latas las hemos dejado ahí, a la espera de que nuestra madre descubra que, una vez más, hemos encontrado su escondrijo secreto.

Me encanta que algunas cosas no cambien nunca.....

P.D: Tengo abandonadas vuestras página, pero es que en estos últimos días no tengo tiempo para nada. Ando de médicos y los muy petardos me quitan más tiempo del que me gustaría. Prometo pasarme en breve y actualizar la barra de links con nuevas adquisiciones que he encontrado por el blogg-espacio. Un besazo a todos!!!!!

Escuchando: "She has no time" - Keane

Frase del día: "El sexo sólo es sucio si se hace bien" - Woody Allen