Ya os he comentado anteriormente que Maromo es un tipo de lo más extraño (quizá por eso lo quiera tanto) y una de sus aficiones son los robots. Desde hace unos meses colabora, en sus ratos libres, con una empresa que se dedica a desarrollar distintos prototipos de estos animalejos. De todos ellos, el que más me gusta es una especie de muñecajo que ayudará a niños con problemas físicos a mejorar su motricidad. Pero bueno, voy al tema que me desvío.
El caso es que este domingo pasado, Maromo había quedado con su amigo el Robótico para darle a la mollera, y ante la posibilidad de morir de calor en casa (y aceptando la invitación) decidí irme con ellos a la nave para hacer mi presentación bajo un chorro de aíre fresquito y acondicionado.
A las tres y cuarto de la tarde me puse a gritarles como una loca que me moría de hambre, y les rogaba que por favor, me llevaran a algún sitio a comer. A rastras, conseguí sacarles de la nave y nos fuimos a un restaurante italiano muy mono, donde he de reconocer que me puse hasta las trancas.
Ante tanta conversación de cables, memorias, circuitos impresos, etc, intenté desviar el tema para no morirme del aburrimiento y le pregunté al Robótico que si tenía alguna inquietud más en su vida que no fuera teledirigida. A continuación su contestación, la cual me ha dado en qué pensar durante todos estos días:
"Mi otra pasión es mi mujer, y es curioso que me hagas esa pregunta porque últimamente no paro de pensar en el amor. Ella ahora está en Estados Unidos, donde tiene montada una empresa. En estos cinco años de casados ella ha vivido entre ambos países, pero cada vez la cuesta más venir aquí y lo entiendo, su calidad de vida allí es un millón de veces mejor. Así que mi único propósito es sacar adelante algún proyecto y poder exportarlo a Estados Unidos para poder montar otra empresa allí y establecerme con ella. Normalmente la gente se queda en el trabajo porque sus problemas conyugales les amargan la existencia, sin embargo, yo no quiero volver a casa porque ella no está esperándome. Y por eso le dedico tantas horas a esto, porque cuanto antes tenga algo antes estaré a su lado. Si ella me faltara no podría estar con nadie más. Ella es y será siempre la única mujer con la que podré compartir mi vida. Ella lo es todo para mí"
Desde ese instante no volví a abrir la boca y me quedé abstraida con mis pensamientos, a los que sigo dándoles vuelta hasta hoy. Me quedo maravillada ante esta concepción del amor, ante esta seguridad de que solo una persona en este mundo te puede hacer feliz y está destinada exclusivamente para ti. Yo no pienso así, no puedo. La experiencia me ha demostrado que la persona a la que quieres puede convertirse en un completo desconocido de la noche a la mañana, que las historias de amor se desgastan y acaban, que no hay nada para siempre (salvo las hipotecas).
Ante comentarios de este tipo, no sé si alegrarme por no ser tan panoli y ver la realidad tal como es, es decir, saber que algo precioso puede destruirse en cualquier momento y que nadie es insustituible, o sentirme triste y desgraciada por haber perdido la inocencia y no ser capaz de creer en el amor eterno.
Quizá yo también sea un bicho raro. Quizá me hayan hecho mucho daño. Quizá no me han querido como me merecía.....
Solo sé que no puedo olvidar esa conversación.
¿Qué opináis vosotros sobre el amor?
Escuchando: Try again - Keane
El caso es que este domingo pasado, Maromo había quedado con su amigo el Robótico para darle a la mollera, y ante la posibilidad de morir de calor en casa (y aceptando la invitación) decidí irme con ellos a la nave para hacer mi presentación bajo un chorro de aíre fresquito y acondicionado.
A las tres y cuarto de la tarde me puse a gritarles como una loca que me moría de hambre, y les rogaba que por favor, me llevaran a algún sitio a comer. A rastras, conseguí sacarles de la nave y nos fuimos a un restaurante italiano muy mono, donde he de reconocer que me puse hasta las trancas.
Ante tanta conversación de cables, memorias, circuitos impresos, etc, intenté desviar el tema para no morirme del aburrimiento y le pregunté al Robótico que si tenía alguna inquietud más en su vida que no fuera teledirigida. A continuación su contestación, la cual me ha dado en qué pensar durante todos estos días:
"Mi otra pasión es mi mujer, y es curioso que me hagas esa pregunta porque últimamente no paro de pensar en el amor. Ella ahora está en Estados Unidos, donde tiene montada una empresa. En estos cinco años de casados ella ha vivido entre ambos países, pero cada vez la cuesta más venir aquí y lo entiendo, su calidad de vida allí es un millón de veces mejor. Así que mi único propósito es sacar adelante algún proyecto y poder exportarlo a Estados Unidos para poder montar otra empresa allí y establecerme con ella. Normalmente la gente se queda en el trabajo porque sus problemas conyugales les amargan la existencia, sin embargo, yo no quiero volver a casa porque ella no está esperándome. Y por eso le dedico tantas horas a esto, porque cuanto antes tenga algo antes estaré a su lado. Si ella me faltara no podría estar con nadie más. Ella es y será siempre la única mujer con la que podré compartir mi vida. Ella lo es todo para mí"
Desde ese instante no volví a abrir la boca y me quedé abstraida con mis pensamientos, a los que sigo dándoles vuelta hasta hoy. Me quedo maravillada ante esta concepción del amor, ante esta seguridad de que solo una persona en este mundo te puede hacer feliz y está destinada exclusivamente para ti. Yo no pienso así, no puedo. La experiencia me ha demostrado que la persona a la que quieres puede convertirse en un completo desconocido de la noche a la mañana, que las historias de amor se desgastan y acaban, que no hay nada para siempre (salvo las hipotecas).
Ante comentarios de este tipo, no sé si alegrarme por no ser tan panoli y ver la realidad tal como es, es decir, saber que algo precioso puede destruirse en cualquier momento y que nadie es insustituible, o sentirme triste y desgraciada por haber perdido la inocencia y no ser capaz de creer en el amor eterno.
Quizá yo también sea un bicho raro. Quizá me hayan hecho mucho daño. Quizá no me han querido como me merecía.....
Solo sé que no puedo olvidar esa conversación.
¿Qué opináis vosotros sobre el amor?
Escuchando: Try again - Keane
2 comentarios:
Bueno, mi opinión sobre el tema no va a tener mucho valor, me explico... mi primer novio fue mi marido y su primera novia fui yo. Eso supone muchas cosas... y nos sería muy difícil estar separados. Y menos por el trabajo, antes dejo de trabajar. Hombre, si nos tirásemos los platos a la cabeza... pero no es el caso. Nos queremos.
Yo creo que si algún día pasara algo muy grave entre nosotros y nos separásemos, aunque volviera a enamorarme de alguien (cosa que dudo) nunca sería lo mismo que con M, por mucho que pudiera querer al otro. Creo que siempre llevaría a M entre ceja y ceja. Y la verdad, para vivir así y amargar al otro (porque estas cosas seguro que se notan), preferiría estar sola con mis recuerdos. Y a M le ocurriría lo mismo.
Ya te he dicho que mi opinión sobre este tema... ;)
Es didícil la cosa. El amor te demuestra, a lo largo de tu vida, que es capaz de tener muchas caras. Amor tierno. Loco. Extremedamente apasionado... Pero siempre lo que perdura es el cariño. Que puede ser lo mismo pero no lo es. El problema de no tener al que amas es que lo añoras. Y cuando te retiran por la fuerza la droga que te mantienen enganchado tienes más dependencia de ella.
Sólo hay un amor verdadero, que se mantienen intacto por más que pasen los años. Y es el amor a un hijo. Una vez oí que hasta que no tienes uno no sabes lo que es verdaderamente el amor. Y es totalmente cierto.
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